Cómo cuidar la Naturaleza con prácticas de bajo impacto
El objetivo principal de este artículo es que, a partir de su lectura, los visitantes de sitios o ambientes naturales eviten o minimicen los impactos que puedan producir en los lugares que recorren, y ayudar a asegurar una positiva experiencia recreativa para todos, tanto quienes integran el grupo como quienes disfrutarán ese sitio en el futuro.
Realizar actividades al aire libre con impacto mínimo depende más de actitudes, normas de comportamiento y la conciencia personal que de leyes o reglamentos. Minimizar el impacto comienza con una planificación cuidadosa antes de partir, tomando en cuenta todos los efectos posibles de nuestra presencia en el lugar. Si se planifica con anticipación un viaje, se pueden cerciorar en principio su seguridad y comodidad.
Un aspecto fundamental es conocer cuál es la normativa vigente en el área que vamos a visitar, ya que ella seguramente fue elaborada por especialistas que conocen y mantienen cada sitio. Por eso es importante saber si las actividades a realizar colaboran con las prioridades de conservación del área y la reglamentación existente, si están permitidas las fogatas o se requiere un permiso para acampar. También, como es el clima más frecuente y cuáles son los sitios, la flora y la fauna más frágiles del área. Asimismo, en muchos sitios existen “temporadas de clausuras”, para respetar ceremonias culturales de la gente local, o para proteger a la fauna en épocas de reproducción, anidamiento, etc. Por otro lado, si usted es de los que gustan de la naturaleza en su estado más puro, programe su viaje para evitar las temporadas cuando mucha gente visita el área.
Otra forma de proteger la naturaleza con prácticas de bajo impacto es utilizar para cada actividad el equipo adecuado. Ello minimiza desde la posibilidad de enfrentar situaciones de supervivencia donde uno tiene que priorizar la seguridad personal sobre la conservación del área, hasta la utilización de herramientas sobredimensionadas para nuestras necesidades, por ejemplo, una motosierra para conseguir leña para el fuego. Pero también, permite tener a mano lo necesario para no dejar rastros: reembolse los alimentos en bolsas plásticas, para así dejar los envases comerciales en casa y no llevar basura. Las bolsas plásticas son más livianas y ocupan poco espacio al traerlas de regreso. Para no generar más residuos ni cargar peso extra, es conveniente planificar sus raciones de comida cuidadosamente.
El viajar y acampar requieren de la toma de decisiones para seleccionar el sitio más apropiado y así causar el menor daño al ambiente. Dicen que "los buenos sitios de campamento no se hacen, sino que se encuentran". Por eso, es más conveniente que usted se adapte a la Naturaleza que tratar de hacer que esta se acomode a su gusto o comodidad. Al establecernos, es mejor seleccionar el sitio de un campamento previo. Con esto evitamos crear nuevos impactos en la misma zona. En algunas áreas existen sitios designados. Si no existen los sitios designados, seleccione un sitio altamente impactado y con la menor vegetación, que dé cabida a todo su grupo, y trate de no ampliarlo más durante su estancia. No construya estructuras, como círculos de piedra alrededor del fuego, camas, bancos, repisas, etc. No corte plantas ni amontone leña u otros elementos naturales innecesariamente. Antes de irse del lugar, revíselo y asegúrese que no queden rastros de su visita.
Mantener y dejar al partir el lugar lo más limpio y ordenado posible debe ser una práctica constante, para favorecer que otros se comporten como usted, para conservar el lugar que disfrutamos, y para evitar la presencia de animales carroñeros. Un impacto importante generado por la recreación en áreas naturales es el pisoteo. En casi todas las áreas utilizadas con fines recreativos existen senderos o caminos establecidos con anterioridad, y por eso debe evitarse salirse de ellos, para no formar nuevos senderos y generar más erosión.
Los campamentos en grupos
Los grupos grandes son particularmente susceptibles de causar problemas por el agrandamiento de los sitios de acampe habilitados, la creación de nuevos senderos, y hasta la creación de nuevos campamentos. La práctica de elegir un sitio suficientemente grande como para acomodar a su grupo y confinar las carpas y actividades a las áreas ya impactadas es crítica para evitar el agrandamiento o expansión de los lugares ya intervenidos. Por eso también es necesaria la planificación, que permite identificar los lugares que tengan sitios de acampe lo suficientemente grandes para todos. Si no es posible encontrar un lugar donde todos estén juntos, considere que los nuevos impactos se pueden evitar dividiendo el grupo en sub-grupos más pequeños para desplazarse y acampar.
Estos grupos más pequeños se pueden dispersar entre sí. En los senderos, esto va a reducir el conflicto que resulta cuando se encuentran grandes grupos. Fuera de los senderos, los grupos más pequeños en general tienen menos posibilidad de crear nuevas picadas o senderos, particularmente si se desparraman al caminar. Casi como norma, en las áreas de acampe poco usadas los grupos deberían estar separados, excepto para momentos de encuentro en algún punto o sitio durable. Esta separación, junto con la dispersión de las carpas y las actividades, debería reducir la probabilidad de que se desarrollen nuevos sitios de acampe.
En este aspecto, los grupos que planeen hacer fuego deben ser más cuidadosos que los que no lo hagan, especialmente si se instalan en lugares poco usados previamente, porque allí es muy importante camuflar cualquier alteración. Si se hace fuego, es muy fácil dejar una cicatriz que durará mucho tiempo. Ese tipo de evidencia tiende a atraer el uso subsiguiente, tendencia que a menudo resulta en definitiva en la creación de nuevos sitios de acampe no deseados, y en impactos permanentes en el suelo a los que se suman círculos de piedras, montañas de leña sobrante, latas quemadas, cenizas volando por doquier, y otras molestias más. Nunca haga un fuego al lado de una gran roca, porque el humo la va a ennegrecer; o en un pastizal o mallín, donde la cicatriz va a permanecer. Seleccione un punto arenoso o de suelo muy duro. Si hay vegetación, primero retírela y consérvela aparte, así vuelve a tapar el sitio quemado al partir.
Siempre hay que recordar que los senderos habilitados se diseñan para acomodar el uso minimizando los problemas; y que los sitios de acampe habilitados funcionan de la misma manera. Los grupos que elijan andar a campo traviesa y acampar en lugares poco usados, deben aceptar responsabilidades especiales en cuanto al uso de bajo impacto. Los lugares inalterados pueden sufrir muy rápidamente un daño a muy largo plazo. Los grupos grandes, los grupos con caballos, y los grupos que planeen hacer fuego deben ser particularmente cuidadosos en esos lugares. Para elegir rutas a campo traviesa y sitios de acampe que se puedan usar sin dejar evidencia de su pasaje, se requieren muchos más conocimientos y capacidad para tomar decisiones, que el promedio de los visitantes. También se necesita más cuidado para desparramarse mientras se camina o en el campamento, y procurar que las estadías en los campamentos sean más cortas. Si debe caminar fuera de las picadas, tenga en cuenta que debe conocer muy bien el lugar y tener experiencia. En esos casos, no hay que señalizar (con cintas u otros objetos colgados o amarrados, o con machetazos en los árboles). Eso produce impacto visual negativo en un área silvestre, que hay que atravesar sin dejar marca. Por algo no existen picadas.
El cuidado sanitario
En los sitios donde no existen baños, todos los restos de deposiciones humanas deben enterrarse, no basta con taparlos con hojas y mucho menos con “ir a hacer al agua” de algún lago, río o arroyo. Para disponer los restos que despedimos los seres humanos, conviene hacer un pozo de al menos 20 centímetros de profundidad, y a no menos de 60 metros de cualquier curso o cuerpo de agua. Luego, cubrirlo con la tierra removida y cubrirlo con vegetación si es que así estaba. Luego, lávese las manos retirando agua del arroyo, sin hacerlo sobre el mismo. Nunca se debe orinar en o cerca del agua, el campamento o los senderos. Para limpiarse, usar papel higiénico biodegradable, blanco, no perfumado y de una sola hoja.
Para un grupo, excavar una zanja de unos 30 cm de profundidad y no más de 30 cm de ancho, a por lo menos 60 m del agua, el campamento o el sendero. Luego de cada uso, cubrir las deposiciones con suelo y apisonar con el pie o la palita. Cuando los desechos lleguen hasta unos 10 cm de la superficie, llenar la trinchera y camuflarla con piedras, hojarasca, etc.
En el caso de la vajilla, hay que saber que hasta los jabones biodegradables contaminan el agua y dañan a los peces y otra vida acuática. Por eso hay que tratar de evitarlos y usar jabón blanco, tierra o vegetación caída. El agua resultante del lavado de ollas, platos o ropa no debe volcarse directamente al lago o arroyo, sino en un pozo a más de 60 metros de ellos, para permitir que la grava filtre los líquidos. Asimismo, los restos de la higiene personal. En cuanto a los sobrantes de comida, los envases, bolsas o latas, la norma debería ser “si los cargó crudos, los puede cargar cocidos, y si los cargó llenos los puede cargar vacíos”. Si planeó bien las cosas, va a tener poca basura que regresar a la civilización.
La cortesía
La cortesía debería ser la práctica usual en todo momento, porque nos permite ser mejores personas, y especialmente cuando se acampa, ya que nos hace disfrutar mejor el lugar. Para minimizar nuestro impacto sobre la naturaleza y sobre los otros, es importante seguir buenos comportamientos: evitar música fuerte o ruidos molestos que perturben a la fauna o a otros acampantes, no introducir especies exóticas, y tratar de no llevar perros o gatos, que son depredadores por naturaleza y van a tender a perseguir y molestar ejemplares de la fauna. Respete la privacidad y el “espacio vital” de otros acampantes.
Sólo haciendo de estas prácticas nuestra conducta habitual, y enseñándosela a otros acampantes (especialmente a los más pequeños) será posible que todos sigamos disfrutando hoy y en el futuro cada vez más de esa maravilla que es la Naturaleza.
Aportes de: Claudio Chehébar
El autor
Ricardo Bellegarde es Profesor de Educación Física y Guía de Trekking de la Asociación Argentina de Guías de Montaña, y Guía de Turismo Alternativo habilitado por la provincia de Córdoba, conforme a la Ley 8801. Fue becado para formarse con el Cuerpo de Guardaparques de esa provincia, y es profesor del “Taller de Turismo y Desarrollo Sustentable” de la Escuela Superior de Turismo y Hotelería “Marcelo Montes Pacheco”. También, profesor de las materias “Vida en la Naturaleza I y II” del Profesorado de Educación Física “Juan Mantovani”, y de “Medio Ambiente” de la Escuela de Guías de Trekking del Instituto Superior “Arturo Umberto Illia” de Villa Carlos Paz. Es Capacitador del Curso “No Deje Rastro” (NDR), supervisado por la Escuela Internacional National Outdoor Leadership School (www.nols.edu/espanol).
Fotos:
Imagen 1: Mariano Hotto
Imagen 2: Marcelo Gurruchaga
Imagen 3: Facundo Santana
Notas de Medio Ambiente en ediciones anteriores
- El parque de los dinosaurios y los bandidos rurales
- Se creó el primer Parque Nacional en suelo bonaerense
- La clave del desarrollo sustentable
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Muy bueno el articulo.
Comentario bajo el anterior sistema de Josue | 07-05-2013
wwuauuuuuuuuu que bonito todo
Comentario bajo el anterior sistema de melanny | 20-07-2011
muy interesantes sus consejos para ponerlos en practica en estos sitios tan espectaculares como son nuestros paramos ,nuestras fuentes hidricas, sobre todo aca en colombia pues bastante falta que nos hace ser consientes de cuidar todos estos sitios.gracias
Comentario bajo el anterior sistema de nora rangel