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"Un destino con forma de RUTA"

Airelibredigital.com » Aventura
Autor: redacción de Airelibredigital.com, Marzo 2010

Leo Aragües es un tipo nada común que llevó a cabo una aventura singular: unir La Quiaca con Ushuaia, en principio todo en bicicleta y por la Ruta 40. Lo logró aunque tuvo que cambiar los planes de viaje en el último tramo.  En un blog que publicamos en esta Revista y en www.acampante.com/ruta40enbicicleta está terminando de narrar su historia en estos días. En esta nota cuenta algunos secretos y las motivaciones que lo llevaron a emprenderla.

“Un destino con forma de RUTA”

“A decir verdad, he decidido vivir la vida como una gran aventura permanente. El ejercicio de viajar me recuerda quien soy, saca a la luz a ese yo que muchas veces se ve envuelto por las sombras de la rutina y la cotidianeidad. Por eso viajo bastante seguido… para encontrarme”, dispara Leo de arranque, y la conversación transita desde ahí por un camino paralelo al que hubiera tomado el resto.

“Ya que desde pibe no me gustó el fútbol, tuve que buscar otro tipo de actividades para canalizar mi espíritu deportivo”. Segunda zancadilla de la entrevista: ¡un chico argentino al que no le gusta el fútbol! Pero el universo es justo: seguramente las penas que pasó en los recreos del colegio mientras sus compañeros corrían detrás de una dudosa esfera hecha con medias viejas, fueron pagadas con creces en cada vuelta de sus recorridos.

“Encontré en los denominados deportes de ‘aventura’ o ‘alternativos’ el caldo de cultivo ideal para conectar mi cuerpo con mi mente, ya sea desde el agua, el aire, la nieve, las montañas o la ruta. Muchas de estas actividades me invitaron a viajar por el país para poder practicarlas. Para mis 33 años me propuse que la actividad sea justamente recorrer el país, de inmediato surgió la bicicleta como vehículo ideal para comenzar a proyectar mi objetivo: unir La Quiaca con Ushuaia”. Así nació la idea de hacer la Ruta 40 en bicicleta.

“Lo que desconocía de la Ruta 40 lo aprendí leyendo hasta saber todo lo que necesitaba. Muchos de los datos que encontré están planteados para automóviles, no para bicicletas. Es posible (y hasta gracioso) leer en algunos casos: ‘…a tan sólo 210 kilómetros de distancia…’ ¡¿Tan solo 210 kilómetros…?! Ese kilometraje implica al menos dos días de viaje en bicicleta, eso si el clima es favorable!”.

Más que desanimarse por estos datos, encontró inspiración en algunos héroes anónimos, como él los llama: “Siempre me atrajeron las aventuras. Colecciono relatos, notas e información de personas en todo el mundo a quienes denomino ‘héroes anónimos’… gente normal de actitudes heroicas. Muchos son los que proponen un camino alternativo para sus vidas y lo comparten. Pienso, por ejemplo, en la familia Zapp que un día se despertó con ganas de unir Argentina y Alaska en un auto modelo 1928. Me deleité con sus relatos publicados en el libro Atrapa tu Sueño. Tuve la gran alegría personal de recibir varios correos de ellos que supieron enterarse de mi viaje. ‘Quien sueña lo absurdo logra lo imposible’ leí entre las páginas de su libro. Es por eso que el concepto de ‘algo difícil’ es apenas un punto de vista”, reconoce al pensar en los kilómetros que separan cada uno de los extremos de su recorrido.

“Un destino con forma de RUTA”

“Creo que esta aventura siempre estuvo presente en mí, solo que ahora encontré las condiciones oportunas para que este sueño se convierta en una maravillosa realidad. Si bien partí el 20 de diciembre de 2009 desde Rosario hacia La Quiaca, el viaje comenzó mucho tiempo antes…”, cuenta. La preparación le demandó casi dos años, entre la recolección de información, mapas, relatos de viajeros y cuanto dato le resultara útil. A la investigación se sumó el entrenamiento físico y mental. “Un destino con forma de ruta” fue el lema que desde un principio le di a la travesía. No sería un viaje cualquiera, ni unas vacaciones. Fue mi propio destino lo que salí a buscar en los caminos”, aclara.

Semejante emprendimiento contó desde antes del vamos con el respaldo de quienes creyeron en él. “Respecto al aliento, mis seres queridos fueron los primeros en darme el máximo apoyo aunque pensaban (y siguen pensando) que estoy algo loco. También presenté mi proyecto de viaje al Club del Acampante, y desde un primer momento se sumaron a mi travesía con el aporte de equipamiento técnico y específico, de logística y de difusión. A todos los que creyeron en mí, ¡muchas gracias!”, se entusiasma.

La experiencia previa no es poca cosa al realizar un proyecto de estas características. A la información y preparación física, Leo fue agregando entrenamiento específico. “Anteriormente realicé trayectos menos pretenciosos en la bici. Esto suma experiencia a la hora de emprender nuevos desafíos. Toda experiencia previa siempre cuenta a favor. De todas maneras uno se hace camino al andar, o mejor dicho en este caso, al pedalear. La experiencia se hace con experiencias,… es como la vida misma, uno aprende a vivir, viviendo. Lo bueno que sucede en este tipo de viajes, como también en la vida, es justamente no saber lo que te espera más adelante”.

“Si uno no está convencido de lo que va a realizar mejor que no lo comience. Existían muchas dudas e incertidumbres pero siempre confié en mí mismo. Esto es fundamental para realizar semejante travesía. Cuando uno se casa con una agraciada señorita no piensa en el día de su divorcio. Con un viaje de tamaña envergadura sucede algo semejante: hubo desvíos y modificaciones que se fueron dando a lo largo del camino sin posibilidad de preveer, había que estar ahí para tomar decisiones y yo ahí estuve”, dice.

“Un destino con forma de RUTA”

De la Cordillera al Atlántico
Los caminos, como la vida misma –que es el más largo y divertido de los caminos- a veces tienen curvas inesperadas que obligan a cambiar algunos planes. Adaptarse y superarlos es la estrategia de los valientes. “Al alcanzar Esquel, ya entrada la Patagonia en la provincia de Chubut, descubrí que lo que me esperaba más adelante sobre la Ruta 40 era algo que no estaba dispuesto a afrontar en bicicleta: ripio agresivo, soledad angustiante y desierto… prolongado y silencioso desierto… Este viaje fue planteado como un sueño, jamás permitiría que se torne una pesadilla”, cuenta fundamentando la decisión de cambiar de medio de transporte. La propiedad de sus sueños y los miles de kilómetros recorridos a pedal lo autorizan. “No experimenté ninguna desilusión ni decepción al dejar de pedalear. Tuve claro desde un primer momento que la bicicleta sería el medio y que yo soy el fin. Cuando uno emprende semejante desafío en solitario, está dispuesto a todo, incluso a bajarse de la bici para subirse a un micro”. Con la intención de buscar caminos en mejores condiciones rumbo a Ushuaia, trasladó su derrotero de la cordillera al Atlántico, para seguir por la Ruta 3.

A poco de terminar, ya tiene en claro qué fue lo mejor de llevar a cabo este sueño: “Lo mejor del viaje fue el viaje en si mismo con todo lo que ello implica. Existen miles de anécdotas y sucesos memorables que jamás se borrarán de mi corazón como todas aquellas personas que me tendieron una mano cuando más lo necesitaba. Si he de rescatar algo, pongo en primer lugar a la gente que conocí. Eso es lo más enriquecedor de esta experiencia. Muchos de ellos me han confesado que si yo no hubiese estado en bicicleta y solo, no se hubieran detenido ni me hubieran prestado su atención. La bicicleta y mi soledad funcionaron siempre como mi carta de presentación”. Quienes se asomen a la generosidad de sus relatos en www.acampante.com/ruta40enbicicleta podrán ver que sus palabras no escapan a la verdad.

Luego de muchos kilómetros bajo sus ruedas, y recién llegado de su travesía, ya tiene en agenda sus próximos destinos: con forma de montaña, con forma de río y con forma de continente. “Tengo varios sueños que irán cobrando forma a su medida: hacer cima en el cerro Aconcagua, remar en kayak el río Paraná desde su nacimiento en Brasil hasta su desembocadura en el mar, y recorrer Latinoamérica en motocicleta”.

A quienes piensen que está loco (aunque crean que es un loco lindo), les dice sencillamente: “sueñen un poco más!”. Como conclusión, o punto de partida (depende del cristal con que se lea), nos deja en claro su credo: “A pedal, caminando, en moto, a caballo, en kayak, avión o como sea, siempre persigue tu sueño. Un sueño no es una utopía, un sueño alimenta cada nuevo día de tu vida y te permite empapar tus ojos de pasión y verdad. Aquello verdadero, eso que te hace ser tu mismo se encuentra permanentemente asediado por una ‘realidad aparente’ donde no hay lugar para las pasiones. La ‘verdadera realidad’ no la construyen los demás, tu verdadera realidad depende de ti. Entrena tu cuerpo, aliméntalo sanamente, respeta la Naturaleza, cree en los demás, escápate un tiempo de las grandes ciudades, ten Fe, se creativo, comparte tus experiencias, proyecta algunos planes a futuro, viaja más seguido, pero por sobre todas las cosas, SIEMPRE enciende tu espíritu. La vida reserva para ti lo mejor, ve por ella!!!”.

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buen aventura loco !!! yo ahora a fines de agosto me voy a tucuman en tren y de ahi hasta la quiaca en bici !!! , desde aca te doy un aplauso y capaz nos encontramos algun dia en la ruta jajajaa un abrazo loco que sigas bien

Comentario bajo el anterior sistema de gonzalo buasinger | 02-08-2011

Para apludir a Leo !!! Toda una aventura, de esas que soñás hacer alguna vez en la vida, pero que pocos tienen la voluntad y desición de hacerlo. Cada vez que estoy aburrido de navegar por internet, "Leo"... una nota más que interesante. Gracias.

Comentario bajo el anterior sistema de Andrés

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