La calma después de la vendimia
En los días de otoño, cuando el sol se modera y las uvas del verano se van haciendo vino, la ciudad de Mendoza se muestra generosa, como un oasis al que se llega luego de una larga travesía. Si sus chacras y fincas atraen de inmediato por su paisaje arbolado y sus bodegas, la ciudad también ofrece muchos paseos por sus calles, sus plazas y su magnífico parque. Aquel interesado por la historia se encontrará en la región sanmartiniana por excelencia. Al oeste, los Andes parecen estar al alcance de la mano y no hay que andar mucho para llegar a sus primeras estribaciones. A sus pies se estiran las tierras áridas, a las que no le falta un lago, fruto del trabajo de domar las aguas cordilleranas para crear un vergel.
A pie por las calles arboladas del centro
Al caminar por las calles de la ciudad de Mendoza, se entiende con facilidad por qué muchos coinciden en calificarla entre las más atractivas del país. No se debe a su arquitectura, que por su eclecticismo es comparable a muchas otras, ni por un trazado particular, ya que más allá de sus numerosas avenidas sigue el estricto damero heredado de la colonia. Son sus árboles –cuarenta y cinco mil, según registro del gobierno local-, muchos centenarios, los que entibian el aire con su sombra, los que adornan calles, plazas y avenidas, alineados junto a las profundas acequias urbanas, los que al mismo tiempo enmarcan las montañas y las veredas relucientes de muchos barrios, y reconfortan con un poco de humedad en los días más secos.
Por su cercanía a los Andes, Mendoza ha debido convivir con los temblores de tierra, los que en 1861 obligaron a refundar la ciudad, observando no sólo normas antisísmicas de construcción, sino también la apertura de avenidas anchas y de numerosas plazas. Un paseo por el centro incluye a la extensa plaza Independencia, en donde se destacan sus fuentes, el mercado artesanal que dura hasta la nochecita y el gran escudo provincial luminoso que se enciende cada noche. Frente a ella sobresalen los edificios del Colegio Nacional y el Teatro Independencia, junto a la mansión señorial de un lujoso hotel. En la plaza desembocan la avenida Mitre, hermoso boulevard sobre el que se han preservado un puñado de casonas pintorescas y el paseo Sarmiento, peatonal abundante en cafés y restaurantes, y por el que se accede al pasaje San Martín, bella galería comercial de 1926.
Equidistantes de la plaza Independencia, se ubican muy cerca y unidas por una caminata agradable otras cuatro plazas de una manzana de extensión, cada una con su propia característica. Al noroeste está la recientemente remodelada plaza Chile, bautizada como agradecimiento a la ayuda prestada por el país vecino a las víctimas del terremoto de 1861 y que cuenta con un monumento dedicado a San Martín y O’Higgins. Al noreste, la plaza San Martín concentra a su alrededor algunos edificios interesantes, vinculados a la actividad bancaria y comercial de la zona, como el del ex Banco Hipotecario (actual secretaría de Cultura) en un edificio neoplateresco español de 1929. A menos de dos cuadras, sobre la avenida Las Heras se abre el atractivo edificio del Mercado Central, con numerosos puestos de venta de alimentos. Al sudeste, está la plaza España en la cual, como en un patio andaluz, sobresalen los motivos hispano-moriscos de su fuente y su monumento a la confraternidad. Finalmente, y con acceso por la pintoresca calle Montevideo, en donde una vieja residencia alberga al Museo del Pasado Cuyano, se llega a la plaza Italia, bordeada por añosas tipas, en uno de los rincones más tranquilos del centro.
Hacia el Área Fundacional
Mendoza nació en 1561, y al año siguiente y durante los siguientes tres siglos, la vida urbana se organizó en torno a la plaza de Armas (actual plaza Pedro del Castillo), a unas quince cuadras de distancia del sitio que hoy ocupa la plaza Independencia. El terremoto de 1861 dejó en ruinas a la ciudad y tras la reconstrucción, el viejo centro quedó retirado y en estado de abandono. Frente a una de las esquinas de la plaza del Castillo se ve el edificio ruinoso de la iglesia de San Francisco, construida originalmente por los jesuitas. Al otro lado de la plaza se levanta el Museo del Área Fundacional, en donde se han recuperado los cimientos del antiguo cabildo y sus exhibiciones permiten repasar la historia de la ciudad y el origen de su sistema de irrigación.
Cerca de allí, un sector de la avenida San Martín forma el paseo de la Alameda, trazado originalmente en 1808 y sembrado de álamos en 1814 por orden de San Martín. Actualmente reemplazados aquéllos por tipas, a su sombra se ubica una biblioteca y un museo sanmartiniano en el mismo solar que fuera propiedad del Libertador y, tras su muerte, de su familia hasta 1871. No muy lejos, en el extremo sur del parque O’Higgins, los chicos podrán sentirse especialmente atraídos por el Acuario Municipal y el Serpentario, enfrente a aquél.
El Parque San Martín
Por la avenida Emilio Civit se llega al Parque General San Martín, extenso y bello pulmón verde de la ciudad, diseñado por el paisajista francés Carlos Thays. Su impactante acceso es un conjunto de portones de hierro ornamentado, sobre el que se erige la figura de un cóndor. La sofisticación al gusto europeo, característico de la época de creación del parque a los comienzos del siglo XX, se continúa más allá con dos esculturas de mármol de Carrara, que reproducen los llamados Caballitos de Marly, cuyos originales están en París.
El parque, surcado por avenidas de curvas amplias, comprende más de 300 hectáreas cultivadas, con un lago artificial, sobre el que se asoman el rosedal y el Museo de Ciencias Naturales. Más al oeste se levanta el Estadio Malvinas Argentinas, construido para el Mundial de Fútbol de 1978, y un poco más allá, el relieve se hace abrupto en el Cerro de la Gloria. Además de ser un excelente mirador de la ciudad, el cerro tiene el célebre Monumento La Patria al Ejército de los Andes, inaugurado en 1914. A sus pies se extiende por un lado el Jardín Zoológico, y por otro lado, ocupando una hondonada natural, está el Anfiteatro Griego, escenario anual de la Fiesta de la Vendimia.
Una recorrida por las bodegas
Ya en la ciudad se puede apreciar en las vinotecas, en los bares y en sus numerosos y muy buenos restaurantes, la cercanía de la mayor área de producción vitivinícola del país. Tal vez estos sean los lugares en donde uno descubre un buen vino, y en donde surge el entusiasmo por visitar su tierra de origen. Son innumerables las bodegas abiertas a la visita del público general y muchas de ellas se ubican en los departamentos de Maipú y Luján de Cuyo, saliendo hacia el sur de la ciudad de Mendoza. Las visitas se pueden realizar a través de las agencias locales, en forma de diversos circuitos organizados previamente, los que varían en el número de bodegas visitadas, o en las degustaciones y comidas ofrecidas allí. También se puede hacer visitas en forma directa y muchas de ellas gratuitas. En todos los casos conviene asegurarse toda la información pertinente con un llamado telefónico previo a la bodega, aunque en muchas de ellas no sea necesario efectuar ninguna reserva. Como alternativa se ofrece hacer un recorrido en bicicleta con un guía, o bien en forma independiente, alquilando bicicletas y siempre contando con un buen mapa. Cabe advertir que los caminos en el sector de chacras se conocen como carriles y que no es tan difícil perder el rumbo entre las arboledas, aunque esto sea una buena excusa para disfrutar con tiempo del pintoresco paisaje de los viñedos.
Para sacarle más provecho a la recorrida por las bodegas, conviene elegir unas poquitas de características diferentes, ya sea una adaptada a la tecnología más reciente, una que emplee métodos más tradicionales, una grande de producción masiva o una pequeña de propiedad familiar y trato casero.
Vida cultural en las chacras
En la recorrida por las bodegas aledañas a la ciudad de Mendoza se puede visitar dos museos dedicados al mundo del vino y situados en el departamento Maipú. A unas pocas cuadras de la plaza principal de Maipú, en lo que fuera la Antigua Bodega Giol y más precisamente en las suntuosas residencias de sus antiguas familias propietarias, los Giol y los Gargantini, funciona el Museo Nacional del Vino y la Vendimia. Un poco más alejado del centro de Maipú, en el distrito de Coquimbito, está la bodega La Rural, y su atractivo Museo del Vino San Felipe.
Centro de una activa vida cultural, Chacras de Coria, en el departamento Luján de Cuyo, posee su propio museo, que es un verdadero centro cultural con exhibiciones artísticas diversas y espectáculos en vivo. Cerca de ahí en la plaza Gerónimo Espejo se organiza una vistosa feria dominical de artesanías y antigüedades. En el distrito de Mayor Drummond, se ubica el Museo Provincial de Bellas Artes, en lo que fuera la residencia de verano de Emiliano Guiñazú, decorada con murales pintados por su yerno, Fernando Fader. Además de exhibir sus pinturas, dibujos y esculturas, el museo presenta una rica colección de la obra de distintos artistas locales y extranjeros. De regreso a la ciudad se puede pasar a visitar la histórica iglesia de la Virgen de la Carrodilla, patrona de los viñedos, cuyo templo data de 1840. Se ubica a mitad de camino entre Luján de Cuyo y Godoy Cruz, tiene un pequeño museo aledaño y el calvario es un centro de peregrinación en la Semana Santa.
El campamento de San Martín
El Plumerillo es una localidad del departamento Las Heras, en los suburbios de la ciudad de Mendoza, saliendo hacia el norte. Allí estuvo el campamento militar dirigido por el general San Martín, en donde se prepararon las tropas para el cruce de los Andes y el combate contra los realistas. Con el fin de instruir a los soldados en un sitio apartado de la ciudad, pero sin desatender totalmente los asuntos de gobierno de Cuyo, San Martín ordenó construir este campamento, que desde su finalización en septiembre de 1816 y la partida del Ejército de los Andes en enero de 1817 fue el campo de entrenamiento de los más de 5.000 hombres de armas que integraron la fuerza. Debido a que por órdenes de San Martín el campamento fue desmantelado luego de la partida de las tropas, devueltos los terrenos a sus donantes y obsequiados a la gente pobre los materiales, lo que hoy se ve es la reconstrucción, entre otros, de las barracas de adobe que alojaban a los soldados, así como la ambientación de la oficina de mando de San Martín.
Un lago en el desierto cuyano
Incursionando un poco por los campos áridos que rodean el oasis mendocino y a la vista de la cordillera al oeste, se puede llegar, tras recorrer poco más de 50 kilómetros hacia el sur de la ciudad, a las costas de un extenso lago formado con las aguas del río Tunuyán. Es el embalse El Carrizal, de unos 15 kilómetros de largo y en cuyas orillas se ha formado un centro turístico, gracias no sólo a lo atractivo del lugar, sino también por las actividades que allí se pueden desarrollar entre deportes náuticos, cabalgatas y senderismo. También hay varios clubes y complejos turísticos con posibilidad de acampe.
Aproximación a los Andes
Es posible acercarse a las montañas por caminos alternativos a la transitada ruta 7. A pocos kilómetros de la ciudad se levantan los cordones precordilleranos que abundan en rincones atractivos y accesibles fácilmente.
La misma avenida que bordea el Parque San Martín conduce hacia el corredor oeste y a su vez, a las RP 81 y 82, las que tras poco menos de 40 kilómetros de recorrido desde el centro de la ciudad llevan a la Colonia Suiza y a Cacheuta, internándose en el último tramo en un profundo cajón montañoso. Antes de ingresar a esa impactante garganta natural labrada por el río Mendoza, se puede ver las ruinas de una usina eléctrica, construida por el ingeniero Carlos Fader, padre del artista, la que fue destruida por un aluvión en 1913. Fue también el ingeniero Fader, quien allí perforó los primeros pozos de petróleo para proveer de gas de alumbrado a la ciudad. Para ello, se construyó el primer oleoducto de Sudamérica. Cacheuta es hoy una pequeña localidad, que luego del llenado del embalse aguas arriba, quedó fuera del nuevo itinerario de la ruta 7. Creció como villa turística por la surgencia de aguas calientes, todavía aprovechadas en un gran complejo termal construido sobre la base de un hotel casi centenario. Otras opciones de alojamiento existen todo a lo largo del camino. En Cacheuta también se puede ver la estación de ferrocarril en desuso y un puente colgante de 138 metros de longitud. Más allá se trepa hasta el coronamiento del dique Potrerillos para hermosas vistas panorámicas.
Por otro lado, la RP 52 conduce desde Mendoza hacia el noroeste a Villavicencio, sobre un antiguo camino salpicado de manantiales y en donde el Ejército de los Andes se dividió en dos columnas previo al cruce de la cordillera. Uno de aquellos manantiales provee una de las aguas minerales más populares en el país, cuyas fuentes se protegen en una reserva natural de 70.000 hectáreas de superficie. La imagen distintiva del viejo Hotel Termas de Villavicencio, construido en 1940, aún forma un hermoso contraste con el fondo de altas montañas. Más allá de las termas, el viejo camino trepa hasta más de 3.000 metros de altura en la precordillera para luego descender al valle de Uspallata.
El acceso más directo a la montaña desde la ciudad de Mendoza es a través del camino que desde el Parque San Martín sigue al oeste, y que completa el circuito Papagayos, que culmina en El Challao. A mitad de camino y junto a la pequeña represa de Papagayos está la entrada a la Reserva Divisadero Largo, de 492 hectáreas de superficie y a sólo ocho kilómetros de distancia del centro de la ciudad. Allí se protege un paisaje montañoso que sorprende por el colorido notable de las rocas sedimentarias que afloran en las quebradas cercanas.
Fotos:
Imagen 1, 2 y 3: Mario Seguel
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Ernesto, la nota toca lo que toca, no se hizo un tratado sobre toda la Provincia. En este caso es sobre la Capital básicamente, tiempo al tiempo y de paso sobre San Rafael ya se hizo un nota en otra oportunidad.
Comentario bajo el anterior sistema de Jan | 01-05-2012
El articulo sobre Mendoza solo habla del norte de la provincia, han omitido las dos terceras partes de la misma, me refiero al oasis centro (valle de uco, tunuyan, tupungato, san carlos) y el oasis sur (san Rafael, malargue, gral. alvear) en estos oasis encontramos el manzano historico, portillo argentino y en el sur cañon del atuel, cañon del damante, el sosneado, los molles, valle de las leñas, valle hermoso, caverna de las brujas, etc.
Comentario bajo el anterior sistema de ernesto orozco | 01-05-2012
excelente nota sobre Mendoza, soy un gran admirador de esa provincia donde tengo la gran mayoria de mis mejores amigos, la visito todos los años y hasta dos veces cuando dispongo de tiempo y dinero,este fue el 5º año consecutivo y a pesar de ser agotador el viaje en auto hasta alla desde Buenos Aires lo hago con mucho gusto, tambien me gustaria que publiquen alguna nota sobre San Luis, otra Provincia con hermosos paisajes y gente maravillosa. gracias por esta excelente revista que nos da la posibilidad a los que somos amantes del campamento de mantenernos en contacto y de contactarnos con los lugares tan hermosos que tiene nuestro bendito pais. Nuevamente gracias, un abrazo Ricardo
Comentario bajo el anterior sistema de ricardo
Muy buena toda la nota sobre turismo en Mendoza.- Es muy importante la difusión de estos lugares con la profundidad aqui tratada.-
Comentario bajo el anterior sistema de Nestor Diaz
Muy interesante la nota sobre Mendoza.Me gustaria conocer y ampliar el Tema de las Termas de El Challao y conocr si Uds. tienen conocimiento de un lugar llamado los Manantiales de Tapiz esta cerca de Tunuyan, me lo han comentado. Gracias y muchas gracias por sus conocimientos que hace que EL ACAMPANTE este cada dia mucho mejorExcelente
Comentario bajo el anterior sistema de Alberto Nicanor
Mendoza es soñado! estuve en julio y quiero volver... Recomiendo el museo de San Martin.
Comentario bajo el anterior sistema de Maria