Edición: Diciembre 2009

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La aventura de moverse con el pulgar en alto

Uno puede pensar que viajar a dedo responde solamente a una razón monetaria. Sin embargo, todos quienes lo hacen remarcan que las causas verdaderas son la solidaridad y la posibilidad de conocer gente. María Bertetti, experta del pulgar en alto, comenta acerca de esto: “Viajar a dedo es un ejercicio de confianza y solidaridad. Cada viajero sale a los caminos con la firme convicción de que existe la gente solidaria, a contramano de los valores más difundidos en nuestras sociedades actuales. Viajar a dedo es aprender las historias de los mejores guías de turismo: la gente de cada lugar. Moverse de esta forma implica un aprendizaje del otro y de la naturaleza, un necesario compromiso con el viaje realizado desde mucho antes de su inicio formal: andar por los caminos con alas invisibles saliendo de las mochilas, respirando fuerte para contener cada momento, disfrutando cada puesta de sol como una obra de arte única, compartiendo recuerdos increíbles con personas conocidas hace tres minutos. Parte de eso es viajar a dedo, una experiencia que no inicia cuando se llega a destino, sino desde el mismo momento en que cada mochilero cierra la puerta de su casa”.

En los últimos años esta es una tendencia en alza, comentan los viajeros. Incluso se formaron grupos que, por más que no viajen juntos, se mantienen conectados por la web y comparten sus experiencias y vivencias. Además, se pasan información de lugares para dormir, dónde te levantan más fácil, etc. Parte de este aumento puede ser por moda, pero más por que hay una convicción en esta filosofía de vida. De una u otra forma lo importante es mantener pura la ideología: viajar conectándose con el conductor, con los pueblerinos, ser solidarios, y estar siempre dispuestos a colaborar con otros viajeros o con quien se conozca en el camino.

“Como muchos, creía que se trataba de malolientes, vagos y ruidosos acampantes, pero en la mayoría de los casos me encontré con chicos que compartían las mismas pasiones que yo: viajar, compartir, disfrutar del sonido del viento o simplemente del silencio. Pero ¿por qué a dedo? Porque la ruta los lleva a los destinos menos pensados, en compañía de personajes jamás imaginados.., pero lo más importante, les hace conocer a la mejor gente”, dice Carlos Nievas, quien tiene 49 años y optó hace un tiempo por esta forma de viajar.

A pesar de algunas diferencias regionales, en Argentina se puede viajar a dedo sin dificultades. Desde las grandes autopistas, donde es conveniente buscar los peajes, hasta en las rutas vecinales, donde pasan menos autos, pero los conductores son más solidarios. Igualmente, cada mochilero tiene sus recursos a la hora de sortear una larga espera, buscando lugares más apropiados para el dedo, o hablando con los conductores en las estaciones de servicio.

Consejos útiles
Pensar en este tipo de viajes puede generar más dudas que certezas en primera instancia. Para tomar confianza y no amontonarnos formando “un pueblo en la banquina”, partamos de la idea que no existe lugar donde no se pueda llegar o no se pueda salir haciendo dedo. Lo primero a tener en cuenta es que en las grandes ciudades es más complicado que te levanten, por lo que debemos planificar bien el viaje, con el mapa en la mano. Lo ideal es, aunque el camino sea más largo, tratar de bordear las ciudades y no meterse dentro de ellas. En cuanto a la ruta, puede tener tres comportamientos:

Acceso/ salida en T. Los pueblos suelen estar a varios kilómetros de la ruta, siguiendo por ese acceso. Pasar de largo estos pueblos es lo más fácil. Simplemente hacemos dedo a la derecha del acceso, para agarrar los autos que salen de allí y van en nuestra dirección.

Ruta como calle principal. Acá se complica un poco, porque a veces tendremos que caminar hasta el otro extremo. Esto se puede apreciar en los mapas porque el círculo que señala la ciudad está sobre la misma ruta y no a un lado. Si el pueblo es chico, no hay que preocuparse: caminamos y listo. Pero a veces esto sucede con ciudades medianas -como Tandil-, y hay que caminar varios kilómetros hasta llegar al otro extremo.

Salidas difusas. En ciudades grandes la ruta se diluye en millares de calles y avenidas y hay que caminar o tomar un colectivo hasta la otra punta en el peor de los casos. Si pensamos pasar una ciudad de largo pero de pronto nos encontramos en su centro es porque algo hicimos mal. ¿Qué hacemos cuando nos subimos a un auto y nos dice que va a una gran ciudad que nosotros queremos dejar en el camino? Claro que aceptamos el viaje, pero estemos atentos a bajarnos en lugares con fácil acceso a la ruta para seguir rápidamente.

Hay lugares más apropiados que otros donde hacer dedo. En las rutas busquemos las afluencias. Es decir, si hay una rotonda esperemos a pasarla y agarramos todos los autos que vayan en nuestro sentido. El lugar más cómodo son las banquinas porque los automovilistas pueden frenar y detenerse si es que desean llevarnos. Tratemos de evitar posicionarnos en las lomadas, porque no nos verán desde lejos y seguramente pasarán de largo. Un lugar bueno por excelencia son las estaciones de servicio, donde podemos entablar relaciones con el conductor mientras carga nafta, siempre preguntando con respeto y no siendo invasivos (o por lo menos que no se note tanto). También peajes, controles policiales, lomos de burro y todo lo que provoque un descenso de velocidad es buen lugar para alzar el dedo.

El tema de caminar o esperar hay que tenerlo en cuenta. La ansiedad nos hace caminar, y eso nos puede alejar de cualquier punto de referencia. Los conductores no suelen levantar personas que caminan por la ruta en medio de la nada. Si lo hicimos porque el paisaje nos cautivó, o la ansiedad nos superó, debemos buscar salidas de estancias, campos o una estación de servicio. En caso de encontrarnos con otros mochileros haciendo dedo, a ellos corresponde la prioridad, de manera que debemos pasarlos y hacer dedo a continuación, para que los autos los vean primero a ellos. Otra opción es retroceder si creemos que dejamos a nuestras espaldas un buen lugar para hacer dedo.

Otro consejo importante es nuestra presencia ante el conductor. Que se note la mochila, leer un libro, anteojos de lectura o tener una guitarra está comprobado que son imágenes “dedo friendly”. Hay que mostrar que no somos delincuentes ni asesinos, y que sólo viajamos en busca de aventuras y de conocer gente. “Cuando alguien hace dedo –dice Carlos-, sólo un par de segundos separan el momento en que el chofer lo ve hasta que frena, y durante ese tiempo tuvo que analizar: ¿me robará? ¿lo soportaré?. Claro, lo que no sabe es que por la cabeza de quien está en la banquina pasan similares pensamientos, porque él está tan expuesto como quien viene manejando, aunque muchas veces sea observado como si fuera un delincuente. Por eso la próxima vez que veamos a un mochilero haciendo dedo, recordemos que se trata simplemente de una persona que eligió otra forma de viajar”.

Un detalle a tener en cuenta es que la policía no suele molestar a quienes viajan con bolsos, ya que son más sospechosos quienes van solamente con lo puesto. Nadie sale a delinquir con una costosa y pesada mochila. Sin embargo, conviene siempre tener el documento a mano. Un mito es que la mujer que viaja sola corre mayor riesgo, pero no es diferente del que tiene todos los días en la ciudad cuando vuelve del trabajo o la facultad en horas nocturnas. Así que a no perseguirnos: por cada crimen, delito o accidente que tiene lugar en la ruta y que involucra a un mochilero hay 50 en las ciudades con gente común.

Sobre el número de acompañantes, los grupos numerosos desalientan a los conductores, así que por una cuestión de comodidad no deberían ser más de cuatro, que seguramente serán levantados de a dos. En caso de separación, se debe trazar un punto de encuentro, y no conviene confiar en los celulares ya que en lugares de Argentina aún no hay señal. Aunque no lo crean, muchos autostopistas han estudiado detenidamente las combinaciones para hacer dedo. En la “1º Competencia de Autostop Pueblo Tomado 2002” (Mar del Plata - Orense) se comprobó que una mujer viaja más rápido que un hombre, dos mujeres viajan más rápido que una pareja y una pareja más rápido que dos hombres.

Por último, ante los conductores que solicitan dinero muchos puristas del autostop aconsejan no aceptar pagar el viaje, ya que eso significa entrar en eso a lo que se quiere escapar: un sistema monetario donde la solidaridad está atrás, muy atrás del dinero.

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EXPERIENCIA:
“Pueblo Tomado” y el nacimiento de Autostop

Hace más de ocho años, en un centro cultural marplatense comenzó a reunirse un grupo de bohemios y viajeros, entre charlas fue armándose la idea de generar un punto de encuentro para quienes viajar era parte de su estilo de vida. El desarrollo de Internet permitió poner en práctica esta idea y así nació el primer "Pueblo Tomado", en la localidad costera de Orense. Años después, la movida fue creciendo de modo exponencial hasta llegar a ser hoy Autostop Argentina, una gran comunidad que es punto de encuentro de mochileros, viajeros y amantes del autostop.
La estructura básica de la web de Autostop Argentina se centra en una página de inicio con información necesaria para los viajeros. Además cuenta con un espacio de conversación continua, el foro "La Banquina", donde cada uno colabora con los demás aportando datos sobre los lugares visitados, medios de transporte, hospedaje y demás incumbencias del camino.

Cada año Autostop Argentina organiza un Encuentro Nacional, llevando ya siete desde sus inicios. En casi todas las regiones del país grupos de viajeros se han reunido alrededor de un fogón para intercambiar sus experiencias con el sonido de alguna guitarra oportuna de fondo. Asimismo, durante el año se coordina un calendario de encuentros, organizados por las diferentes sedes regionales que forman parte de la organización de Autostop Argentina. En estos encuentros, se realizan actividades relacionadas con el pueblo visitado, generando un intercambio con la gente del lugar para conocer más profundamente cada rincón de nuestro país. Además, se realiza una muestra de fotos itinerante, cargada de imágenes provistas por diferentes viajeros que participan de la comunidad.

En enero de 2010 se realizará el octavo Encuentro Nacional en la localidad de Iruya (Salta), el cual incluye una carrera de autostop, donde lo que se privilegia es que el viajero recorra la ruta con un valor agregado: aprendiendo de la historia y cultura de las ciudades y pueblos que toca en su camino.
Maria Virginia Bertetti

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Fuentes:
www.autostopargentina.com.ar
Carlos Nievas – Mochilero integrante de Autostop
Wally – Mochilero Integrante de Autostop www.elmundosegunwally.blogspot.com
Maria Virginia Bertetti – Mochilera Integrante Autostop www.decaraalsur.blogspot.com

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