Edición: Marzo 2009

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Una opción para campamentos grupales

La práctica del campamentismo es parte desde hace un siglo de la propuesta educativa de grupos scouts, exploradores e instituciones similares, donde integran a la naturaleza a su esquema formativo de los chicos y no tanto. En épocas estivales es frecuente que contingentes de decenas hasta centenares de chicos y jóvenes de agrupaciones de este tipo salgan a acampar en establecimientos rurales que cuentan solamente con arboleda y arroyo. Pero ello sólo es posible para quienes tienen muchos años de experiencia en actividades de este tipo, gran capacidad logística y buena infraestructura móvil.

Junto a ellos, en los últimos tiempos se afianzó el interés de otras instituciones por realizar actividades similares, como escuelas o clubes deportivos. Esto ocurre porque ya está ampliamente reconocido que el campamentismo es una actividad lúdica y educativa de grandes posibilidades, que fortalece los vínculos grupales, y que significa una experiencia distinta a la vida diaria, entre otras ventajas. En estos casos las opciones de alojamiento suelen ser campings con facilidades para recibir contingentes. Albergar a grupos es una buena opción para los campings que disponen de lugar ocioso sin la infraestructura que demandan los turistas tradicionales (muchos establecimientos son muy grandes, pero se utiliza sólo una parte), o que sólo trabajan estacionalmente con ellos y quieren explotar su predio también en otras épocas del año. Ahora, organizar un viaje para un contingente y manejarlo al aire libre, así como administrar un lugar receptor de este tipo de turismo no son actividades menores. Requieren mucha capacitación y dedicación. En principio, ambos -tanto la oferta como la demanda- deben asegurarse de que existan ciertas condiciones básicas. De ellas, dos no pueden pasarse por alto.

La primera corresponde a los organizadores, y es la preparación. Los coordinadores de este tipo de viajes suelen ser los profesores de educación física o los entrenadores del grupo, junto a padres o docentes voluntarios. En los grupos scout y otros similares, deben existir años de formación antes de estar legalmente habilitado para estar a cargo de un grupo en campamento. En otras instituciones, no tanto. Por eso, es fundamental que los familiares de quien viajará –si se trata de menores- evalúen las condiciones de quien estará a cargo de las actividades, su experiencia y formación teórica y práctica. Ello también debe hacer el propietario o encargado del camping, ya que un accidente por negligencia o descuido supone un problema legal también para él. Un equipo organizador debe conocer el lugar de destino, controlar el apto médico de los viajantes, obtener la autorización de los tutores si los participantes no son mayores de edad, confeccionar un botiquín y saber utilizarlo, contratar un seguro de vida contra todo riesgo para todo el grupo, resguardar la documentación y el dinero de los menores, saber manejar la logística de este tipo de eventos (comida, horarios, aprovisionamiento, requerimientos materiales, etc.) y, sobre todo, poseer condiciones de liderazgo en el manejo de grupos. La experiencia indica que, en términos generales, no pueden ser menos de un coordinador cada diez o doce participantes, o más si son niños pequeños.

La segunda condición básica toca a los campings, y está relacionada con los seguros y la seguridad. Todos los predios, y más en los que se realicen actividades con contingentes, deben estar legalmente habilitados para funcionar como tales. Actualmente, las inspecciones oficiales distan de ser las ideales, pero ello no quita que deban cumplirse ciertas normas como la existencia de matafuegos y una instalación eléctrica adecuada y protegida. También, un vallado en la pileta (si la hubiere) y un buen mantenimiento de la masa forestal para evitar accidentes por imprevistos climáticos. Todo eso puede evaluarlo el equipo organizador cuando realiza el reconocimiento del lugar. Además, a la hora de elegir, que el camping cuente con un seguro es una condición determinante para los coordinadores responsables.

Las comodidades Un complejo adecuado para un campamento grupal debe reunir ciertas condiciones que no se hallan en cualquier camping. La primera es poseer lugares adecuados para la realización de actividades que involucran a decenas y hasta cientos de personas en simultáneo. Las más típicas de ellas son los juegos comunitarios - donde todos participan- y los fogones. Por eso, los espacios abiertos son indispensables. Además, en un campamento grupal ciertos horarios son preestablecidos de acuerdo a un programa, como los de comida y de aseo. Para no generar demoras o una larga sucesión de turnos, debe haber una cantidad de duchas y sanitarios en adecuada relación con el número de participantes. De existir un quincho, comedor o salón de usos múltiples, también debe evaluarse su capacidad de alojar a todo el grupo no sólo durante las comidas, sino en el caso de requerir reparo de tormentas o fuertes lluvias. Tradicionalmente, por el tipo de actividades que realizan, los grupos scouts y similares prefieren lugares más agrestes, donde puedan desplegar sus juegos y tareas sin interferir con el resto de los acampantes, si los hubiere. En muchos casos, como parte de su formación suelen incluir las construcciones con troncos, tablas y materiales naturales. Por ello deben tener permitido realizar pozos y armar obras transitorias que luego serán desarmadas, bajo la condición de dejar el lugar tal cual lo encontraron.

Quienes reciben en sus establecimientos a grupos y contingentes saben que la convivencia con el resto de los acampantes puede ocasionar inconvenientes. Desde el simple desplazamiento de grupos numerosos de niños o jóvenes por el lugar y el bullicio que eso genera, hasta los juegos o actividades generales –con silbatazos y gritos incluidos- y las infaltables guitarreadas nocturnas. Por eso, es conveniente que ambos visitantes acampen en lugares diferenciados y respeten mutuamente sus espacios de trabajo y descanso.

Oferta y demanda

Acondicionar un lugar específico para recibir contingentes no es complejo. No requieren lo mismo agrupaciones habituadas a estas actividades que ya cuentan con su propia infraestructura, como carpones de cocina, garrafas y calentadores, baños de campaña, duchas móviles, generadores eléctricos etc; que otras instituciones que lo hacen ocasionalmente. Puesto que en esos casos las necesidades son diferentes, se puede comenzar la preparación con poco dinero realizando mejoras básicas como provisión de agua potable, cercado perimetral y poda preventiva, y luego el tendido eléctrico. Hay que tener en cuenta que estos grupos posiblemente sólo necesitarán electricidad en la cocina y la jefatura de campo; en lugar de hacerlo en todas las parcelas como los acampantes tradicionales. Así, se podrá recibir a quienes menos instalaciones demanden, y luego evaluar la rentabilidad y planificarse nuevas inversiones en otras obras que crean convenientes como sanitarios, piletas, un salón y hasta dormitorios. Será tarea del propietario analizar si las mejoras en obras atraerán más grupos o alejarán a los que prefieren sitios más agrestes y sin ellas.

En cuanto a los costos, lógicamente no están dispuestos a pagar lo mismo quienes sólo necesitan un lugar y mueven todos sus materiales que quienes demandan duchas, cocina, salón, etc. También debe tenerse en cuenta que no es igual un grupo parroquial, que en muchos casos realiza una tarea social, que una costosa escuela privada. Aunque se elija al campismo por sus ventajas y las posibilidades diferentes que brinda a la vida diaria, también hay un factor económico presente: se va a buscar ‘alojamiento al por mayor’. Esto permite abaratar los costos y tratar de que no quede nadie afuera. En el caso de los campos o estancias que se abren a los grupos de acampantes, la mayoría lo hace gratuitamente y de buena voluntad, aunque es una tendencia que se está revirtiendo con los años.

Las características de los contingentes suelen ser diferentes según la época del año. Desde septiembre hasta mediados de diciembre los que más demandan este servicio son los grupos escolares para viajes de estudio o recreación. Suelen ser campamentos de pocos días, ya que se realizan dentro del calendario lectivo, y el requerimiento de infraestructura es mayor. Luego, en el verano, aparecen grupos scouts, parroquiales, deportivos y las colonias de vacaciones. Ellos suelen reservar el lugar por más tiempo, y sus necesidades de instalaciones dependen de las características y cantidad de cada uno.

Cómo anunciarse y dónde encontrarlos

En la actualidad, la mayoría de los campings y predios para acampar utiliza Internet para publicitar sus servicios y prestaciones, y los interesados acuden a la web para informarse y conocer. Para ello, pueden utilizarse sitios especializados como www.acampante.com y www.alojar.com. También, la Guía del Acampante. Quienes organizan este tipo de actividades valoran dos cosas: el consejo de quienes ya estuvieron, y la tranquilidad que brinda conocer un lugar y poder acudir siempre a él. Por eso, la calidad en el servicio –cualquiera sea el sector al que se apunte- y el precio justo deben ser fundamentales. Según reconocen muchos propietarios, con el tiempo se puede logar una cartera más o menos fija de clientes en cada época del año, y así no sólo ayudar a “pasar el invierno”, sino también hacer crecer el negocio. * Maestro Scout. Dirigente y ex Jefe del Grupo Nº 0340 “Nuestra Señora de Lourdes” de Scouts de Argentina (Bahía Blanca)

Una experiencia exitosa

María Laura Stratta, del camping El Ceibo (Victoria, Entre Ríos), cuenta su experiencia y las razones por las que es uno de los más elegidos en su región. “Es importante ofrecer un equipo de coordinadores capacitados para llevar adelante todas las actividades en contacto directo con los estudiantes que nos visitan. Nosotros elaboramos programas didácticos que comprenden, además del circuito de supervivencia y las tareas rurales, talleres de ecología, representaciones, juegos nocturnos, fogones y un sinfín de actividades que combinan la educación con la diversión. Hay diferentes planes y opciones que además se adaptan a las edades y características de los alumnos que nos visitan: ‘un día de aventura’ y campamentos de 2 días y 1 noche y de 3 días y 2 noches”. “Los contingentes vienen, en la mayoría de los casos, con un programa previamente establecido, que puede ser diagramado por ellos y asesorado desde el complejo. Para los grupos establecemos siempre un horario pactado para el uso de las instalaciones, tales como la piscina, las duchas, las canchas para practicar deportes para ordenar la convivencia en el complejo.

“En el caso de los scouts, se alojan en un sector especialmente seleccionado para este tipo de grupos. Por lo general vienen con su propio programa de actividades. Para los estudiantes es diferente, ya que sus coordinadores nos consultan mucho más. El turismo estudiantil se trabaja, mayormente, durante los meses de septiembre a mediados de diciembre de lunes a viernes que son los días que salen las escuelas. Sólo algunas excepciones vienen los fines de semana. Por esta razón es que no hay prácticamente convivencia entre este segmento y el turista común que nos visita, durante la temporada baja los fines de semana, y así trabajamos la mayor parte del año”.

Notas de Turismo joven en ediciones anteriores

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